D4.2.- Relación de la degradación del ambiente y los desastres recientes en el mundo y México.

Entonces....

Con el crecimiento de las ciudades, la necesidad de alimento, vestido, vivienda, energía y servicios implica mayor gasto de energía y recursos, lo que se refleja en el medio ambiente. Actualmente, la pérdida de áreas verdes, el uso indiscriminado de hidrocarburos, la contaminación de acuíferos, del aire, del suelo, el adelgazamiento de la capa de ozono y la acumulación de desechos, entre muchas otras consecuencias derivadas del estilo de vida moderno, han roto el equilibrio ambiental del planeta. ¿Te has preguntado cómo se rompe el equilibrio ambiental de una región? ¿Tu localidad está en equilibrio con su entorno? Por ejemplo, un bosque en equilibrio produce oxígeno y capta dióxido de carbono; filtra agua hacia el subsuelo, limita la velocidad del viento y posee suelos fértiles gracias a la materia orgánica; en general, forma un hábitat adecuado para la biodiversidad. Cuando el ser humano utiliza los recursos del bosque de manera inapropiada, por ejemplo, al talar árboles sin una estrategia de reforestación, se reduce el área boscosa, el suelo pierde nutrientes, deja de ser fértil y queda expuesto a la erosión. Al mismo tiempo, se reduce la producción de oxígeno, la captación de carbono y la humedad del ambiente. Ahora bien, si consideramos que el agua y la vegetación son reguladores de la temperatura, podremos comprender por qué, al desaparecer los espacios verdes, la temperatura aumenta y el clima se vuelve más cálido y seco.

La degradación del suelo y la pérdida de vegetación limitan el alimento de la fauna y afectan la biodiversidad. De esta forma se rompe el equilibrio ecológico del bosque y la región, como consecuencia de una inadecuada explotación forestal. Lo mismo ocurre en otras regiones donde se practican diversas actividades económicas, con redes de transporte y zonas urbanas: al no tener un plan o estrategia para la renovación y conservación de los recursos, se degrada el ambiente natural. Se ha observado que la degradación se agudiza en zonas marginadas o de pobreza.
Las actividades humanas han provocado cambios en el ambiente. Por ejemplo, la emisión de gases, producto de la combustión, ha ocasionado la alteración del clima y la intensificación de fenómenos meteorológicos, como lluvias y sequías. Existen lugares donde el exceso de precipitación ha provocado inundaciones, mientras que, en otras partes, la falta de lluvia genera sequías y ondas de calor. A su vez, las ondas gélidas causan heladas, lo que se traduce en pérdida de cosechas e incremento de enfermedades de las vías respiratorias. De acuerdo con la ONU, en 2010, los daños económicos relacionados con desastres fueron tres veces superiores a los de 2009, ya que el monto ascendió a 109 000 millones de dólares. Durante ese año se registraron 373 desastres en el mundo y más de 296 800 pérdidas humanas, siendo el terremoto y la epidemia de cólera en Haití, y la ola de calor en Rusia los que cobraron más vidas. La tendencia al alza de los desastres en el mundo se debe al continuo crecimiento demográfico, al elevado porcentaje de población que vive en condiciones de marginación y pobreza, y al uso inadecuado de los recursos naturales.

Ejemplo en la ciudad de México D.F.


Estudios hechos al país de México. 

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